Acariciar una ola gigante con tu tabla de surf
mientras se acerca el momento de que rompa, es una de las estampas más
bellas que la madre naturaleza reporta cada cierto tiempo. La inmensidad
del mar contemplada en apenas unos segundos
donde el diminuto intrépido pone todo el valor necesario para salir
airoso. Desafiar a este coloso azul entraña sus riesgos y prueba de ello
son los muertos que esta práctica ha dejado desde que se viene
realizando.
El tamaño de las olas, por encima
incluso de los 20 metros, pueden sumergir al surfero a grandes
profundidades, poniendo en serio riesgo su regreso a la superficie
debido a las corrientes marinas. Además, muchas veces es necesaria una
meteorología extrema para poder salir con la tabla, lo que aumenta de
forma sustancial el peligro de una desgracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario